miércoles, 10 de junio de 2009

Buscando a Ralph III


A la vuelta del fin de semana, sin descuidar cada uno sus obligaciones, siguió la búsqueda.


Ralph era bajito, eso sí lo sabía, porque todos miraban hacia abajo llamándole. Lo que me pareció más curioso, es que otros miraban hacia abajo con cara de sospecha o de desagrado, como si no quisieran ser ellos los que lo encontrasen, aunque estaban, en el fondo, deseosos de que saliera de su escondite. Ansiosos diría yo. ¡Había pasado un largo fin de semana solo!


Al cabo de unas horas, de repente, fue como si las paredes brincasen. La algarabía y el alborozo recorrió todo el edificio con carcajadas y tranquilidad recuperada.


¡Al fin había aparecido Ralph! ¡Estaba sano y salvo! Parecía que incluso se había podido alimentar. ¡Independiente y autónomo Ralph!


Me acerqué para comprobar su estado, su ánimo y participar de la alegría colectiva... debo decir que también deseaba con premura saciar mi curiosidad: ¿Y quién es Ralph?


Ví caras felices, otras con muecas nerviosas, alguna más, incluso en la que se atisbaba un cierto asco o repelús. No en vano, un fin de semana sin lavarse...


Por fin lo supe. Vi a Ralph y mi carcajada fue monumental. ¡Bienvenido Ralph!
(mañana el desenlace)

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